domingo, 31 de octubre de 2010

Día de fragmentos de Historia.

Hablo por hoy aunque puede ser ya (por las horas que son) de ayer. Aprovecho la evolución de este blog que viene de subir fotos a bitácora de esta clase para que al menos se tenga constancia del día de hoy (ayer por las horas que son). 30 de Octubre es un día que se tiene que recordar.

El 30 de Octubre de 1910 nació en Orihuela, el poeta Miguel Hernandez, todo un símbolo para la luchaantifranquista. Y el 30 de Octubre de 2010 (100 años después) muere Marcelino Camacho, el referente mas importante de la historia de España de mi clase social; la Clase Trabajadora.

No quiero excederme. Cada uno que se guarde sus pensamientos. Pero yo no quería pasar la fecha, ni el momento para que este día 30 de Octubre, lo guardemos como una parte de la historia de este país. El día en que nació el poeta del pueblo; y el día en el que murió al que consideran (y consideramos) que ha sido la voz de los trabajadores. De ahí este pequeño homenaje. Para que sus nombres (como el de tantos otros) no se borre de la historia. Y porque en el caso de Marcelino sabemos que no se ha ido, sino que esta en cada brazo que se alza para defender al pueblo del dominio del explotador.

Aquí mi pequeño homenaje:



Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta. 

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa. 

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
                                                             en los páramos de España. 

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula? 

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría,
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba. 

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba. 

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas



Y aquí estas palabras de Isaac Rosa en las que le define como en realidad es y como se coreaba hoy (ayer) en Madrid: Marcelino es y será ejemplo de dignidad
.
El viejo y pequeño piso de Carabanchel donde Marcelino Camacho y Josefina Samper pasaron su vida debería quedar intacto, a modo de recuerdo. Pero no como una casa-museo, que es lo que algunos veían cuando presentaban a Marcelino y Josefina como una curiosidad zoológica, un anacronismo, dos viejos comunistas apretados en un pisito sin ascensor y que recibían en zapatillas y con café y magdalenas.

No es ése el valor del piso, ni el del propio Marcelino, que no era un abuelo cebolleta con el que hacerse fotos ni una reliquia sentimental de otro siglo, sino un militante de a pie, un activista incansable que hasta donde le llegaron las fuerzas siguió asistiendo a su asamblea de barrio y a las manifestaciones vecinales.

Intento decir que, de la misma forma que sus años de liderazgo sindical y político son ejemplares, no lo fue menos su vida, su jubilación, la sencillez con que eligió pasar sus últimos años, como demostración de que se podía seguir siendo de izquierda, obrero y comunista de pensamiento pero también de acción, hasta en lo más cotidiano.

Tanto en los años del pelotazo como en los posteriores de la burbuja, Marcelino no era un anacronismo, ni el último mohicano, sino un referente moral y político para quien quisiera seguirlo. Mientras muchos hacían el cuento de la lechera con sus viviendas y celebraban el fin de la clase obrera y el advenimiento de la clase media universal, Marcelino no sólo seguía fiel a sus ideas y se conformaba con su piso y su pensión, sino que además advertía, a quien quisiera oírle, que aquello era pan para hoy y hambre para mañana, y que tras la fiesta vendría la resaca, como así pasó.

Quienes le visitaban en su casa no iban para hacerse una foto histórica ni por ver una estampa entrañable de otra época, sino para cargar las reservas de dignidad, comprobando que otra vida era posible, y por supuesto otro sindicalismo.

Ayer alababan su combatividad

Muchas gracias por todo Marcelino.


NI NOS DOMARON, NI NOS DOBLEGARON, NI NOS VAN A DOMESTICAR.

2 comentarios:

  1. Por cierto un 28 de Octubre de hace 11 años tambien murió Rafael Alberti.

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  2. Buf... 11 años... Cómo pasa el tiempo. Se nos va, se nos va la vida sin hacer nada por nosotros. Hay quien emplea su vida en mejorar el mundo y hay quien boicotea ese trabajo incansablemente. Todos tenemos que luchar para no echar por tierra el trabajo de gente como Marcelino Camacho o Miguel Hernández.
    La lucha debe seguir.
    Ante tanta mierda "la respuesta colectiva no es posible o imposible, es necesaria"

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