lunes, 14 de junio de 2010

Relato matinal

Érase una vez tres cerditos que vivían en casa de sus padres; con treinta años que tenían... Por fin, un buen día, decidieron consecutir su emancipación. El primero de ellos, bago, maleante y descuidado, se fue a vivir debajo de un puente. El segundo, propenso a la fiesta, perfeccionista en cuanto a tejados respecta y de aspecto gruñón, mandó construír un chalet a una cuadrilla de albañiles a quienes pagó con lo conseguido en una apuesta. El último, más bago, maleante y descuidado que el primero, fijó su residencia en una lata de sardinas. Y así fue como nació el magro en lata.

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